jueves, 8 de mayo de 2025

La gratitud es importante para un emprendedor



LA GRATITUD ES IMPORTANTE 

PARA UN EMPRENDEDOR







En el universo vibrante y a menudo incierto del emprendimiento, la gratitud no es un mero sentimiento pasajero, sino una fuerza motriz silenciosa que impulsa cada paso. Para el emprendedor, la gratitud se teje finamente en el tejido mismo de su jornada, manifestándose en múltiples capas y resonando con cada hito, tropiezo y aprendizaje.

Gratitud por la Visión Inicial: El viaje comienza con una chispa, una idea que germina en la mente del emprendedor. Existe una profunda gratitud por esa visión primigenia, por la intuición que señaló un camino posible donde otros solo veían lo convencional. Es agradecer la audacia de soñar, de imaginar un futuro diferente y la valentía de dar el primer paso, a menudo incierto y solitario.

Gratitud por los Primeros Pasos y el Apoyo Inicial: Los inicios son desafiantes. Cada pequeño avance, la primera venta, el primer cliente que confía, se convierte en motivo de inmensa gratitud. Se agradece a aquellos que creyeron desde el principio: familiares, amigos, mentores que ofrecieron su apoyo, su tiempo y su fe cuando la idea aún era frágil. Cada consejo, cada conexión, cada palabra de aliento se atesora como un invaluable impulso.

Gratitud por los Desafíos y los Errores: Paradójicamente, el emprendedor aprende a sentir gratitud incluso por los obstáculos y los errores. Cada tropiezo, cada "no", cada proyecto fallido se convierte en una lección invaluable. Se agradece la oportunidad de aprender, de crecer, de desarrollar resiliencia y de refinar la visión inicial. La adversidad se transforma en un maestro severo pero efectivo.

Gratitud por el Equipo y los Colaboradores: A medida que el emprendimiento crece, el emprendedor reconoce la importancia vital de su equipo y sus colaboradores. La gratitud se extiende a aquellos que comparten la pasión, que aportan sus habilidades y su dedicación para hacer realidad la visión. Se agradece el compromiso, la lealtad y el espíritu de colaboración que impulsan el proyecto hacia adelante.

Gratitud por los Clientes: El cliente es la razón de ser de cualquier emprendimiento. La gratitud por su confianza, por su elección, por sus comentarios (tanto positivos como negativos) es profunda. Cada cliente que regresa, cada recomendación, es una validación del esfuerzo y una fuente de motivación constante.

Gratitud por el Aprendizaje Continuo: El camino emprendedor es un viaje de aprendizaje constante. Se agradece la oportunidad de adquirir nuevos conocimientos, de adaptarse a los cambios del mercado, de innovar y de evolucionar. Cada libro leído, cada conferencia asistida, cada conversación enriquecedora se suma a la riqueza de la experiencia emprendedora.

Gratitud por el Impacto: Para muchos emprendedores, la motivación trasciende la mera ganancia económica. Existe una profunda gratitud por la oportunidad de generar un impacto positivo en la sociedad, de crear empleos, de ofrecer soluciones a problemas, de contribuir al bienestar de la comunidad.

La gratitud en el camino emprendedor no es un sentimiento estático, sino una sinfonía silenciosa que acompaña cada nota de la melodía empresarial. Es un reconocimiento constante de las oportunidades, los desafíos, el apoyo recibido y el impacto generado. Esta gratitud alimenta la perseverancia, fortalece la resiliencia y mantiene viva la pasión que encendió la chispa inicial, impulsando al emprendedor a seguir adelante, paso a paso, con un corazón agradecido.

La gratitud, en el corazón de un emprendedor, no es un sentimiento pasivo que se guarda celosamente. Al contrario, actúa como un catalizador poderoso, transformándose en una generosidad activa y multifacética que irradia hacia todos los aspectos de su ecosistema. Cuando un emprendedor siente genuina gratitud por el camino recorrido, por el apoyo recibido y por las oportunidades presentes, una necesidad intrínseca de retribuir y compartir florece naturalmente.

Generosidad de Tiempo y Mentoría: El emprendedor agradecido recuerda los momentos cruciales en los que alguien le extendió una mano, ofreciendo su tiempo, su experiencia o sus contactos. Esta memoria se convierte en un poderoso motor para ofrecer la misma generosidad a otros que están comenzando su propio camino. Se siente una profunda satisfacción al compartir aprendizajes, al guiar a nuevos emprendedores, al ofrecer consejos basados en la experiencia propia y al abrir puertas que alguna vez estuvieron cerradas para él. La gratitud se traduce en la voluntad de ser un mentor, un faro que ilumina el camino para otros.

Generosidad de Recursos y Oportunidades: La gratitud por el éxito alcanzado impulsa al emprendedor a compartir sus recursos y a crear nuevas oportunidades. Esto puede manifestarse en la inversión en otras startups, en la creación de programas de apoyo para emprendedores noveles, en la donación a causas que resuenan con sus valores o en la implementación de prácticas empresariales que priorizan el bienestar de sus empleados y la comunidad. La abundancia generada se percibe no solo como un logro personal, sino como una plataforma para generar un impacto positivo más amplio.

Generosidad de Reconocimiento y Aliento: Un emprendedor agradecido reconoce el papel fundamental que otros han jugado en su viaje. Esta gratitud se expresa a través del reconocimiento público de sus equipos, sus colaboradores, sus mentores y sus clientes. Se celebra el éxito colectivo, se valoran las contribuciones individuales y se fomenta una cultura de aprecio y apoyo mutuo. La gratitud se convierte en palabras de aliento, en elogios sinceros y en la creación de un ambiente donde todos se sienten valorados y motivados.

Generosidad de Conocimiento y Aprendizaje: La gratitud por las lecciones aprendidas, tanto de los éxitos como de los fracasos, impulsa al emprendedor a compartir su conocimiento abiertamente. Esto puede tomar la forma de charlas, talleres, publicaciones o simplemente conversaciones informales. La convicción de que el conocimiento compartido multiplica el impacto y fortalece el ecosistema emprendedor es una manifestación directa de la gratitud por las oportunidades de aprendizaje recibidas.

Generosidad de Espíritu y Empatía: La gratitud moldea la perspectiva del emprendedor, fomentando la empatía y la comprensión hacia los desafíos que enfrentan otros. Esta sensibilidad se traduce en una generosidad de espíritu, en la disposición a escuchar, a ofrecer apoyo emocional y a ser comprensivo con las dificultades ajenas. La gratitud enseña que el camino emprendedor es un viaje compartido, y que el éxito individual está intrínsecamente ligado al bienestar colectivo.

En definitiva, la generosidad que emana de la gratitud emprendedora es un ciclo virtuoso. Al reconocer y valorar lo recibido, el emprendedor se siente impulsado a dar, a compartir y a contribuir al crecimiento de otros. Esta generosidad no solo beneficia a quienes la reciben, sino que también enriquece la experiencia del propio emprendedor, creando un ecosistema más colaborativo, resiliente y lleno de oportunidades para todos. La gratitud, así, se convierte en la semilla de una generosidad que florece y se multiplica, dejando una huella positiva en el mundo del emprendimiento.

El camino del emprendimiento, aunque a menudo se percibe como una travesía solitaria, está intrínsecamente entrelazado con las interacciones humanas. Un emprendedor, inmerso en la vorágine de construir su visión, rara vez olvida el valor de una mano amiga, de un consejo oportuno o de una conexión crucial. Esta memoria, combinada con la gratitud por el apoyo recibido, se transforma en una poderosa motivación para extender esa misma ayuda a otros que transitan senderos similares o que aspiran a emprender.

La ayuda que un emprendedor brinda no siempre se manifiesta en grandes gestos económicos. A menudo, reside en acciones más sutiles pero igualmente impactantes:

Compartiendo Conocimiento y Experiencia: Un emprendedor ha recorrido un camino lleno de aprendizajes, tanto de éxitos como de fracasos. La disposición a compartir estas experiencias, a detallar las estrategias que funcionaron y los errores que se deben evitar, es una forma invaluable de ayuda. A través de mentorías informales, charlas, talleres o incluso conversaciones casuales, el emprendedor comparte su sabiduría, acortando la curva de aprendizaje para otros y ahorrándoles posibles tropiezos.

Ofreciendo Mentoría y Guía: La figura del mentor es crucial en el mundo del emprendimiento. Un emprendedor experimentado puede ofrecer guía estratégica, ayudar a definir objetivos, brindar perspectiva en momentos de incertidumbre y actuar como caja de resonancia para nuevas ideas. Esta mentoría, basada en la experiencia práctica, puede ser la brújula que oriente a un emprendedor novato en medio de la niebla.

Abriendo Puertas y Creando Conexiones: El networking es un activo fundamental en el emprendimiento. Un emprendedor establecido, con una red de contactos sólida, puede abrir puertas a otros, facilitando presentaciones con inversores, conectándolos con posibles socios o clientes, o simplemente recomendándolos en su círculo profesional. Estas conexiones pueden ser el impulso necesario para que un nuevo proyecto despegue.

Brindando Apoyo Emocional y Aliento: El camino emprendedor está lleno de altibajos, de momentos de euforia y de profunda desilusión. Un emprendedor que ha vivido estas emociones puede ofrecer un oído comprensivo, brindar palabras de aliento en momentos difíciles y recordar a otros la importancia de la perseverancia y la resiliencia. Este apoyo emocional puede ser tan valioso como cualquier consejo técnico.

Creando Oportunidades y Colaboraciones: Un emprendedor con una empresa en crecimiento puede generar oportunidades para otros, ya sea a través de la contratación de nuevos talentos, la colaboración con otras startups o la creación de programas de apoyo a emprendedores locales. Al fomentar un ecosistema colaborativo, el emprendedor contribuye al crecimiento colectivo y demuestra que el éxito no es un juego de suma cero.

Inspirando y Motivando: La propia historia de un emprendedor exitoso puede ser una fuente de inspiración para otros. Al compartir su trayectoria, sus desafíos superados y sus logros alcanzados, el emprendedor demuestra que el sueño de emprender es posible y enciende la chispa de la ambición en aquellos que están comenzando o dudando en dar el salto.

La ayuda que un emprendedor brinda a otros en el camino es una manifestación de su propia humanidad y de la comprensión profunda de los desafíos inherentes al emprendimiento. No se trata solo de un acto altruista, sino también de una inversión en el futuro del ecosistema emprendedor. Al levantar a otros, el emprendedor fortalece la comunidad, fomenta la innovación y contribuye a un mundo donde más sueños pueden convertirse en realidad. La mano extendida del emprendedor es un símbolo de solidaridad, de aprendizaje compartido y de la creencia fundamental de que el éxito, cuando se comparte, se multiplica.

Un emprendedor no solo construye negocios; construye sobre una base de valores sólidos que guían sus decisiones, moldean su cultura empresarial y definen su impacto en el mundo. Estos valores no son meras declaraciones de principios, sino la brújula moral que orienta su camino en medio de la incertidumbre y los desafíos. Si bien la lista puede ser extensa y variar según la persona, existen algunos valores fundamentales que suelen resonar en el corazón de un emprendedor exitoso:

Pasión: La pasión es la chispa inicial, el motor que impulsa la dedicación y la perseverancia ante los obstáculos. Un emprendedor apasionado cree profundamente en su visión y está dispuesto a invertir tiempo, energía y recursos para hacerla realidad. Esta pasión es contagiosa e inspira a su equipo, a sus clientes y a sus inversores.

Resiliencia: El camino emprendedor es un laberinto de desafíos, errores y reveses. La resiliencia es la capacidad de levantarse después de cada caída, de aprender de las experiencias negativas y de seguir adelante con determinación. Un emprendedor resiliente ve los fracasos como oportunidades de aprendizaje y no se desanima fácilmente.

Innovación: Un emprendedor busca constantemente nuevas formas de hacer las cosas, de resolver problemas y de crear valor. La innovación no se limita a la creación de productos o servicios novedosos, sino que abarca la mejora continua de procesos, modelos de negocio y la forma de interactuar con el mercado.

Integridad: La honestidad, la transparencia y la ética son pilares fundamentales para construir confianza con clientes, empleados, socios e inversores. Un emprendedor íntegro cumple sus promesas, actúa con rectitud y prioriza la construcción de relaciones a largo plazo basadas en la confianza mutua.

Determinación: La visión de un emprendedor a menudo se enfrenta a la incredulidad y al escepticismo. La determinación es la firmeza de propósito, la convicción inquebrantable de alcanzar sus metas a pesar de los desafíos. Un emprendedor determinado no se rinde ante la primera dificultad y persiste hasta lograr sus objetivos.

Adaptabilidad: El mercado y el entorno empresarial son dinámicos y están en constante cambio. Un emprendedor exitoso es flexible y adaptable, capaz de ajustar su estrategia, su modelo de negocio y su oferta para responder a las nuevas realidades y oportunidades.

Empatía: Comprender las necesidades, los deseos y los puntos de dolor de sus clientes, empleados y la comunidad en general es crucial para crear soluciones relevantes y construir relaciones sólidas. Un emprendedor empático se pone en el lugar de los demás y busca generar un impacto positivo en su entorno.

Responsabilidad: Un emprendedor asume la responsabilidad de sus acciones, tanto de los éxitos como de los fracasos. Se responsabiliza del impacto de su empresa en la sociedad, el medio ambiente y sus stakeholders. Esta responsabilidad se traduce en prácticas empresariales sostenibles y éticas.

Colaboración: Si bien el emprendimiento a menudo comienza con una visión individual, el éxito a largo plazo rara vez se logra en solitario. Un emprendedor valora el trabajo en equipo, la colaboración con socios estratégicos y la construcción de una red de apoyo sólida. Reconoce que la inteligencia colectiva y las sinergias pueden potenciar el crecimiento.

Humildad: A pesar de los logros alcanzados, un emprendedor humilde reconoce que siempre hay espacio para aprender y crecer. Escucha activamente a los demás, valora las diferentes perspectivas y no se aferra a la arrogancia. La humildad fomenta la mejora continua y la apertura a nuevas ideas.

Estos valores no son solo ideales abstractos; se manifiestan en cada decisión que toma un emprendedor, desde la contratación de su equipo hasta la forma en que interactúa con sus clientes. Son los cimientos sobre los que se construye un negocio sostenible, ético y con un impacto duradero. En última instancia, los valores de un emprendedor definen no solo el éxito de su empresa, sino también su legado en el mundo.

El sendero del emprendimiento es intrínsecamente desafiante, una montaña rusa de emociones, incertidumbres y sacrificios. En este viaje, la familia del emprendedor se erige como un pilar fundamental, actuando a la vez como un ancla que proporciona estabilidad y un trampolín que impulsa hacia adelante. Su importancia trasciende el mero apoyo emocional, permeando cada aspecto de la vida y la carrera del emprendedor.

El Refugio Emocional en la Tormenta: El emprendimiento puede ser una experiencia solitaria y agotadora. Las largas horas, la presión constante y la incertidumbre financiera pueden generar estrés y dudas. En estos momentos de vulnerabilidad, la familia se convierte en un refugio seguro, un espacio donde el emprendedor puede encontrar comprensión, consuelo y palabras de aliento incondicionales. Saber que hay personas que creen en él, incluso cuando los resultados tardan en llegar, es un motor invaluable para mantener la motivación y la resiliencia.

El Sacrificio Compartido y la Comprensión: El camino emprendedor inevitablemente impacta la dinámica familiar. Las cenas se interrumpen, los fines de semana se dedican al trabajo y la atención a veces se divide entre el negocio y el hogar. Una familia que comprende la pasión y la dedicación del emprendedor, y que está dispuesta a compartir estos sacrificios, crea un ambiente de apoyo mutuo crucial para la sostenibilidad del proyecto a largo plazo. Esta comprensión evita resentimientos y fomenta un espíritu de equipo donde todos entienden que el éxito del emprendedor beneficia a la familia en su conjunto.

El Apoyo Práctico y Logístico: Más allá del apoyo emocional, la familia a menudo brinda ayuda práctica invaluable. Esto puede incluir desde el cuidado de los hijos y las tareas del hogar, liberando tiempo para que el emprendedor se concentre en su negocio, hasta la participación activa en el emprendimiento, aportando habilidades, conocimientos o incluso capital inicial. Este apoyo tangible puede marcar una diferencia significativa, especialmente en las etapas iniciales donde los recursos suelen ser limitados.

La Fuente de Inspiración y Valores: La familia es a menudo la primera y más profunda fuente de valores y principios. Los ejemplos de trabajo duro, perseverancia y ética transmitidos en el seno familiar pueden influir profundamente en la forma en que el emprendedor aborda su negocio. Además, el deseo de construir un futuro mejor para su familia puede ser una poderosa fuerza impulsora, proporcionando una motivación intrínseca que va más allá del éxito financiero personal.

El Legado y la Continuidad: Para muchos emprendedores, especialmente aquellos que construyen negocios familiares, la visión trasciende su propia vida. El deseo de crear un legado para las futuras generaciones, de construir algo que perdure y beneficie a su familia a largo plazo, es una motivación poderosa. La participación y el apoyo de la familia aseguran la continuidad de los valores y la visión del emprendedor a través del tiempo.

El Espejo y la Retroalimentación Honesta: La familia, al conocer al emprendedor en un nivel íntimo, puede ofrecer una perspectiva honesta y sin filtros sobre sus decisiones y su comportamiento. Esta retroalimentación, aunque a veces difícil de escuchar, es invaluable para el crecimiento personal y profesional del emprendedor, ayudándole a mantener los pies en la tierra y a corregir el rumbo cuando sea necesario.

La familia no es solo un componente periférico en la vida de un emprendedor; es un elemento central que influye profundamente en su bienestar, su motivación y su éxito. El apoyo emocional, la comprensión, la ayuda práctica y la inspiración que emanan del núcleo familiar actúan como un ancla que brinda estabilidad en la tormenta y como un trampolín que impulsa hacia la consecución de sus sueños. Reconocer y valorar este apoyo es fundamental para el emprendedor, no solo por su propio beneficio, sino también para fortalecer los lazos familiares que son, en última instancia, uno de los mayores tesoros de la vida.

Para un emprendedor, el sueño no es una mera fantasía nocturna ni una aspiración vaga. Es el núcleo ardiente de su existencia, el motor que impulsa cada despertar, cada decisión y cada sacrificio. Es la visión clara y apasionada de un futuro que aún no existe, una realidad que anhela construir con sus propias manos, su ingenio y su perseverancia. Este sueño se convierte en el faro que guía su camino a través de la niebla de la incertidumbre y la brújula que lo orienta en la toma de decisiones cruciales.

Este sueño emprendedor trasciende la simple ambición económica. Si bien el éxito financiero puede ser una consecuencia, la motivación primaria reside en la resolución de un problema, en la creación de valor, en la materialización de una idea que resuena profundamente con sus convicciones y su propósito. Es la necesidad visceral de dar forma a algo nuevo, de dejar una huella, de contribuir al mundo de una manera única y significativa.

El sueño actúa como una fuente inagotable de energía. En los momentos de duda, cuando los obstáculos parecen insuperables y el cansancio amenaza con doblegar la voluntad, es el recuerdo vívido de ese sueño original el que infunde nuevas fuerzas. Es la imagen clara del impacto que su creación tendrá, de la diferencia que marcará, lo que permite al emprendedor levantarse una vez más y seguir adelante con renovado vigor.

Este sueño se convierte en el filtro a través del cual el emprendedor evalúa cada oportunidad y cada desafío. ¿Se alinea esta decisión con mi visión a largo plazo? ¿Me acerca este paso a la materialización de mi sueño? Estas preguntas, aunque a menudo implícitas, guían su accionar y le permiten mantenerse enfocado en su objetivo final, evitando distracciones y desviaciones que podrían desviar su rumbo.

El sueño emprendedor también es contagioso. La pasión y la convicción con las que el emprendedor habla de su visión tienen el poder de inspirar a otros a unirse a su causa. Empleados, socios, inversores y hasta los primeros clientes se sienten atraídos por la fuerza de ese sueño compartido, convirtiéndose en aliados y colaboradores en la materialización de esa visión.

Sin embargo, el sueño de un emprendedor no es estático. Evoluciona con el tiempo, se adapta a las nuevas realidades y se enriquece con cada aprendizaje. Las experiencias, los éxitos y los fracasos moldean la visión original, la refinan y la hacen más sólida y tangible. Pero la esencia, el núcleo de esa aspiración inicial, permanece intacta, actuando como el hilo conductor de toda la trayectoria emprendedora.

El sueño de un emprendedor es mucho más que una simple meta comercial. Es la razón de su ser profesional, la fuerza motriz que lo impulsa a superar límites, a desafiar lo establecido y a convertir lo intangible en realidad. Es el combustible inagotable que alimenta su perseverancia, su creatividad y su capacidad de inspirar a otros. Para un emprendedor, el sueño no es solo algo que anhela alcanzar, sino la esencia misma de su existencia, la promesa de un futuro que está decidido a construir, paso a paso, con pasión y determinación.

El camino del emprendimiento dista mucho de ser una línea recta y ascendente hacia el éxito. Es más bien una danza impredecible, llena de giros inesperados, tropiezos y, a veces, caídas estrepitosas. Un rasgo distintivo del verdadero emprendedor no es la ausencia de estos reveses, sino su capacidad para aceptarlos, aprender profundamente de ellos y, con una resiliencia admirable, volver a empezar de nuevo.

El emprendedor maduro comprende que la realidad rara vez se alinea perfectamente con las expectativas iniciales. Los planes de negocio más meticulosos pueden toparse con cambios en el mercado, la tecnología o el comportamiento del consumidor. Las estrategias cuidadosamente elaboradas pueden no dar los resultados esperados. Los lanzamientos de productos o servicios que parecían prometedores pueden no resonar con el público. En lugar de frustrarse hasta la inacción o aferrarse obstinadamente a un rumbo fallido, el emprendedor sabio abraza la incertidumbre como una parte inherente del juego.

La clave reside en la capacidad de transformar la decepción en aprendizaje. Cuando las cosas no salen como se esperaban, el emprendedor no se lamenta indefinidamente ni busca culpables externos. En cambio, adopta una mentalidad de análisis y autoevaluación. Se pregunta: ¿Qué salió mal? ¿Cuáles fueron los factores que contribuyeron a este resultado? ¿Qué podría haber hecho diferente? ¿Qué lecciones puedo extraer de esta experiencia?

Este proceso de introspección y análisis es fundamental para el crecimiento. Cada revés se convierte en una valiosa fuente de información, revelando puntos débiles en la estrategia, deficiencias en la ejecución o incluso la inviabilidad de una idea inicial. Lejos de ser un signo de fracaso, un resultado inesperado se transforma en una oportunidad para adquirir conocimientos prácticos que ningún libro o gurú podría ofrecer.

Con estas lecciones asimiladas, el emprendedor no se paraliza por el miedo al error. En lugar de abandonar su sueño, utiliza el aprendizaje adquirido para recalibrar su enfoque. Puede mejorar su modelo de negocio, modificar su producto o servicio, ajustar su estrategia de marketing o incluso explorar un nuevo nicho de mercado. La capacidad de adaptación y la voluntad de cambiar de rumbo cuando es necesario son sellos distintivos de un emprendedor exitoso.

Volver a empezar no siempre es fácil. Requiere coraje para dejar atrás lo que no funcionó, humildad para reconocer los errores y una dosis renovada de optimismo para enfrentar los nuevos desafíos. Puede implicar invertir más tiempo, recursos y energía, a menudo con la sombra de la experiencia previa acechando. Sin embargo, el emprendedor resiliente encuentra en cada nuevo comienzo la oportunidad de aplicar el conocimiento adquirido, de evitar errores pasados y de acercarse con una perspectiva más informada y estratégica.

La mentalidad de "aprender y volver a empezar" no es un signo de debilidad, sino una demostración de fortaleza y agilidad. Refleja una comprensión profunda de la naturaleza iterativa del emprendimiento, donde la experimentación, el aprendizaje continuo y la adaptación son esenciales para la supervivencia y el crecimiento. Cada intento fallido no es un final, sino un paso más en el camino hacia el éxito, siempre y cuando se extraigan las lecciones adecuadas y se mantenga la determinación de seguir adelante.

En última instancia, el emprendedor que acepta la imprevisibilidad, aprende de los resultados adversos y se atreve a volver a empezar con una perspectiva enriquecida, demuestra una de las cualidades más valiosas en el mundo del emprendimiento: la capacidad de convertir los obstáculos en peldaños hacia la consecución de su visión. La danza puede ser desafiante, pero cada paso, incluso los que parecen hacia atrás, pueden fortalecer al emprendedor y acercarlo a su destino final, agradeciendo cada momento, porque cada paso lo acerca a su meta.

César Augusto Soto Fajardo

creoenmisuenos@gmail.com

https://emprendedordesuenos.blogspot.com/

MORELIA, MICHOACÁN, MÉXICO

A 8 DE MAYO DE 2025


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